Molinaseca, un oasis en el camino

Nuestros supermercados toman el nombre de un precioso pueblo del Bierzo. Esta es su historia...

 

El lento discurrir del río Meruelo o las casas blasonadas de la calle Real dan forma a Molinaseca, un bello pueblo situado a unos siete kilómetros de Ponferrada y que cuenta con una gran tradición en el Camino de Santiago. De hecho, tras cruzar la meseta castellana, es el primer pueblo del Bierzo que se encuentra el peregrino. Un crisol de vida y flores que cuenta con la única piscina fluvial del camino.

 

La calle Real es la columna vertebral de Molinaseca, compuesta por casas de piedras y palacios que en ocasiones están separados tan solo por estrechos callejones que apenas permiten el paso de una persona. También está llena de bodegas. Sin duda, la mejor manera de disfrutar de la gastronomía del Bierzo junto a un buen vino. En agosto, durante sus fiestas patronales, el ambiente es inmejorable.

 

Las siete bóvedas de sillería del Puente de los Peregrinos es su símbolo más característico. Algunos historiadores sitúan su origen en la época romana y actualmente es el único puente peatonal del Bierzo. Cruzarlo al caer la tarde, mientras la luna empieza a tomar posiciones en el cielo mientras el río sigue corriendo bajo nuestros pies, es una sensación indescriptible. El santuario de Nuestra Señora de las Angustias, con su cabecera metida en la montaña, y la iglesia parroquial dedicada a san Nicolas de Bari también harán las delicias de los visitantes.

 

A pocos kilómetros se encuentra la Herrería de Compludo, otro de los lugares mágicos que se esconden en el Bierzo. Se trata de un gran ejemplo de industria medieval, con un rudimentario sistema de aprovechamiento hidráulico. Está declarado monumento nacional desde 1968 y, al parecer perteneció al monasterio que San Fructuoso construyó en Compludo en el siglo VII.

 

Tanto por la belleza de sus paisajes, la calidez de sus vecinos y su fabulosa gastronomía, Molinaseca enamora a todo el que decide visitarla.